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   Santificación: ¿De Quién Es la Obra?



La Biblia comúnmente usa el término santificar (la misma palabra griega está detrás de las palabras santificación, santo, sagrado) que significa ser apartado del pecado para Dios, ser santo. La santificación del Cristiano tiene tres aspectos: pasado (justificación posicional), presente (santificación progresiva), y futura (glorificación perfecta). Sabemos que la justificación y la glorificación son por la gracia de Dios a través de la fe, no por nuestros esfuerzos u obras. ¿Podemos decir lo mismo acerca de nuestra experiencia presente de santificación?

La santificación es por gracia

La santificación (vamos a usar esta palabra para la santificación progresiva presente) es por gracia porque el Dios que nos justificó también provee todo lo que necesitamos en el camino a nuestra glorificación final (Ro 8:29-32). Las tres personas de la Deidad juegan un rol activo en nuestra santificación. El Padre (Jn 17:17; 1 Ts 5:23), el Hijo (Ef 5:26; 1 Jn 1:7); y el Espíritu (Ro 15:16; 2 Cor 3:18). Dios también nos da varios medios para nuestra santificación como Su Palabra, Su Espíritu, la iglesia, los problemas, y otras experiencias. El poder de Su Espíritu Santo que nos da un nuevo nacimiento en la justificación es el mismo poder que nos santifica a través de la vida del Cristo resucitado.

La santificación involucra nuestra respuesta conjunta a la gracia de Dios

Ya que Dios provee el poder, la santificación es por gracia, pero no es automática. Si lo fuera, se vería que los Cristianos crecen al mismo ritmo y nadie podría ser responsable de su retraso o falta de crecimiento. Pero sabemos que no todos los Cristianos crecen al mismo ritmo o progresan al mismo grado de santidad. Sabemos también que en el Tribunal de Cristo los Cristianos darán cuentas de cómo usaron sus vidas (Ro 14:10-12; 2 Cor 5:9-10), lo que indica diferentes grados en el progreso de la santificación.

Es por eso que tantos pasajes de la Biblia ponen la responsabilidad del crecimiento espiritual en el Cristiano (e.g., Ro 12:1-2; 2 Pe 3:18). Sin embargo, la Biblia claramente indica que el Cristiano debe cooperar con Dios.

1 Corintios 15:10. Pero por la gracia de Dios soy lo que soy; y su gracia no ha sido en vano para conmigo, antes he trabajado más que todos ellos; pero no yo, sino la gracia de Dios conmigo

Filipenses 2:12-13. Por tanto, amados míos, como siempre habéis obedecido, no como en mi presencia solamente, sino mucho más ahora en mi ausencia, ocupaos en vuestra salvación con temor y temblor, porque Dios es el que en vosotros produce así el querer como el hacer, por su buena voluntad

Colosenses 1:29. Para lo cual también trabajo, luchando según la potencia de Él, la cual actúa poderosamente en mí

2 Pedro 1:3-4 con 5-6. ... todas las cosas que pertenecen a la vida y a la piedad nos han sido dadas por su divino poder, mediante el conocimiento de aquel que nos llamó por Su gloria y excelencia, por medio de las cuales nos ha dado preciosas y grandísimas promesas... poniendo toda diligencia por esto mismo, añadid a vuestra fe virtud; a la virtud, conocimiento; al conocimiento, dominio propio; al dominio propio...

Una ilustración puede ayudarnos a comprender la cooperación que se requiere. Para que un bebé crezca, los padres necesitan alimentarlo. Pero también es cierto que para que el bebé crezca, él debe de comer. Ambos enunciados son verdad, porque el crecimiento de un bebé es un esfuerzo conjunto.

La santificación se propicia a través de la fe

La gracia de Dios en la santificación está disponible en forma de los recursos que necesitamos para crecer en Cristo. Pero como la salvación eterna, estos recursos gratuitos se deben de acceder a través de la fe.

Romanos 5:1-2. Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo; por quien también tenemos entrada por la fe a esta gracia en la cual estamos firmes...

Gálatas 2:20. Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí

La fe reclama y se apropia del poder y las promesas de Dios de que va a traer crecimiento espiritual.

Conclusión

Cada Cristiano es santificado por gracia desde el momento de la justificación, a través de la santificación presente, hasta el estado final de glorificación. Pero el progreso de nuestra santificación presente puede depender de nuestra fe para acceder a la gracia que Dios ha hecho disponible para nosotros en Cristo. La santificación es el deseo de Dios para nosotros (1 Ts 4:3; Heb 12:14; 1 Pe1:14-15), pero esto no es un acto automático de Dios, ni tampoco es puro esfuerzo humano. Los Cristianos son santificados por la gracia de Dios a la que se tiene acceso a través de la fe.


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