GraceNotes
   

   ¿Cómo Eran Salvas las Personas antes de la Muerte y Resurrección de Cristo?



Una pregunta que se escucha muy a menudo es "¿Cómo eran eternamente salvas las personas en los días del Antiguo Testamento?" Para tener una perspectiva más completa, sería mejor preguntar: "¿Cómo eran eternamente salvas las personas antes de la muerte y resurrección de Cristo Jesús?" Esta pregunta aplicaría a las personas que vivieron antes de la Ley de Moisés, durante la Ley de Moisés, y durante la vida de Cristo Jesús. Sabemos que las obras para ser salvo/salvación en ambos hebreo y griego básicamente quieren decir ser librado de algún peligro y se usa muchas veces en la Biblia para referirse a una liberación temporal (en esta vida). Estamos usando el término salvación para decir liberado de la condenación eterna o del Lago de Fuego o en el sentido de justificación delante de Dios

Personas fueron salvas antes de la muerte y resurrección de Cristo

Para ser claro, siempre han existido personas que han sido aceptadas por Dios. Adán y Eva fueron aceptados cuando Dios los vistió. La ofrenda de Abel fue agradable lo que implica que él también fue aceptado. Abraham fue justificado delante de Dios (Génesis 15:5). A David se le perdonaron sus pecados y disfrutó las bendiciones de Dios (Romanos 4:6-8 cuando cita a Salmos 32:1-2). Los profetas quienes escribieron las Escrituras obviamente que fueron salvos. En el tiempo de Cristo Jesús, Sus discípulos sabían que ellos tenían vida eterna antes de que Él muriera y resucitara de los muertos (Juan 6:68-69).

Nadie fue salvo por obras

Nadie, en ningún momento, ha sido salvo por obras, esfuerzo propio, o por guardar la Ley de Moisés. Las obras de justicia no pueden obtener el estándar perfecto de Dios, sino que son inútiles como "trapos de inmundicia" (Isaías 64:6). En el Nuevo Testamento, Pablo también explica que nadie puede ser justificado por guardar la Ley (Romanos 3:20). Aunque la Ley no tenía poder para salvar, esta guio a las personas a Jesús, quien que salva (Gálatas 3:19-24). Pablo se refiere tres veces a Abraham como el ejemplo consumado de la justificación por gracia a través de la fe (Romanos 4:3; Gálatas 3: 6; Santiago 2:23; para ver la perspectiva de Santiago en relación con la justificación de Abraham vea Apuntes de Gracia no. 2 “Fe y Obras en Santiago 2:14" ). Abraham fue salvo antes de la circuncisión y de que fuera instituida la Ley, por lo tanto no pudo haber sido salvo por guardar esos mandamientos (Romanos 4:9-12; Gálatas 3:16-18). La obediencia a la Ley y su sistema de sacrificios permitían el compañerismo con Dios y eran una figura del necesario sacrificio de Jesucristo. Los sacrificios Mosaicos de animales solo fueron provisionales, nunca fueron suficientes para la salvación (Romanos 3:25; Hebreos 10:1-4).

Las personas fueron salvas por gracia

La gracia es el regalo gratuito de la provisión inmerecida de Dios. En el caso de Abraham, la gracia llegó a través de la promesa incondicional de las bendiciones futuras que vendrían al mundo a través de Su Descendiente, o Semilla, el Señor Jesucristo (Génesis12:2-3; 17:1-8, 22:18; Gálatas 3:16). Ya que esta liberación futura es una promesa de Dios, su cumplimiento depende de la actuación de Dios, no de la de Abraham. Pablo también cita a David como uno a los que Dios les imputó Su justicia sin obras, esto es, por gracia (Romanos 4:6-8). David fue salvo por gracia sin importar su pecado abominable. Abraham y David fueron salvos en base y en anticipación al afable regalo de Dios del Salvador que vendría. Dios, por Su gracia, siempre ha preservado a un remanente de creyentes de Israel (Romanos 11:1-6).

Las personas fueron salvas a través de la fe

Ya que la salvación por gracia no se puede obtener o merecer, entonces solo se puede recibir a través de la fe: "Por tanto, es por fe, para que sea por gracia, a fin de que la promesa sea firme…” (Romanos 4:16; cf. 4:4-5). Abraham fue justificado porque él creyó las promesa de Dios de un Descendiente, quien sería el Libertador (Génesis 15:6; Romanos 4:3-5). Ya que las salvación de Abraham sucedió cuando él aun no era circuncidado, él sirve como ejemplo para todas las personas, ambos Gentiles y Judíos, a quienes se les imputa la justicia a través de la fe (Romanos 4:9-11; Gálatas 3:26-29). El principio de la salvación por gracia a través de la fe sin obras invade el Nuevo Testamento (Juan 3:16; 4:10; 20:31; Romanos 3:21-24; Efesios 2:8-9; Tito 3:4-5; Apocalipsis 22:17).

El tiempo de transición de Cristo

Los doce discípulos de Jesús sabían que ellos eran salvos eternamente, pero uno se puede preguntar cómo es que ellos podían ser salvos si ellos no creyeron que Cristo iba a morir o a resucitar. (Mateo 18:21-22; Marcos 8:31-32; Lucas 18:31-34; Juan 2:19-20; 20:8-9). Ellos fueron salvos porque ellos creyeron que su salvación vendría a través de Jesús porque Él era el Mesías prometido, el Cristo, el Salvador. Ellos entendieron que Jesús era el Hijo divino de Dios enviado a liberarles de la condenación del pecado (Juan 5:24; 8:24). Ellos Le escucharon enseñar que la salvación era un regalo recibido a través de la fe, no por obras. Ellos no entendieron exactamente cómo se les iba a dar ese regalo, aunque podemos argumentar que ellos debían de haberse basado en el testimonio de los profetas, los diferentes tipos (figuras) de Cristo en la Ley, y Jesús mismo quien habló del sufrimiento y resurrección del Mesías. Después de Su muerte y resurrección, Jesús retó a Tomas a que creyera en Él como el Señor crucificado y resucitado (Juan 20:26-29). Juan declara el propósito de Su Evangelio una vez que sucede este encuentro: “Pero éstas se han escrito para que creáis que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, y para que creyendo, tengáis vida en su nombre” (Juan 20:31). Entonces durante el tiempo en el que los discípulos se asociaron con Jesús, el mensaje de la salvación eterna se expande de Jesús es el Salvador Hijo de Dios a Jesús es el crucificado y resucitado Salvador Hijo de Dios. Este es el mensaje que después confirma el Apóstol Pablo (1 Corintios 1:17-18; 2:2; 15:1-4). El mensaje del evangelio no ha cambiado, solo se expandió.

El progreso de la revelación

Considere cómo con el tiempo se ha expandido el contenido de las buenas nuevas acerca del Libertador que envió Dios. No podemos estar seguros desde cuando ya sabían los caracteres bíblicos, porque la verdad también se transmitió oralmente. Sabemos que Adán sabía que Dios iba a proveer un Libertador, una Semilla de la mujer, quien iba a destruir a Satanás (Génesis 3: 15). Abraham también esperaba la Semilla salvadora y tuvo una revelación especial de Él (Juan 8:56). Moisés supo algo acerca del sufrimiento del Salvador que vendría y habló con Él (Juan 5:46; Hebreos 11:26). David entendió que la Semilla sería Su Descendiente. Los profetas describieron la divinidad del Mesías, Su reino, Su poder, Su muerte, y Su resurrección. Especialmente Isaías quien relaciona el sufrimiento del Mesías con la salvación (Isaías 53:3-11; Hechos 8:26-35; 10:43). Jesús declaró que las Escrituras, desde Moisés hasta todos los profetas, testificaban que el Mesías iba a sufrir antes de que Él entrara en Su gloria (Lucas 24:25-27). Aun así no existe ninguna evidencia de que alguien hubiera sabido que Su nombre es Jesús o que Él moriría en una cruz, aunque Jesús es meramente una transliteración de la palabra hebrea para Salvador, Yeshua. En el tiempo de Su nacimiento, el nombre de Jesús es anunciado (Mateo 1:21) y hoy, nadie puede ser salvo si no es por el nombre de Jesús (Hechos 4:12). Después de Su resurrección, Jesús se presenta a Sí mismo como crucificado en la cruz y resucitado de entre los muertos. Este es el objeto de la fe que Jesús quiere que vea Tomás (Juan 20:26-29), lo que se convirtió en el mensaje de salvación que los apóstoles predicaron después de que Cristo ascendiera al cielo (Hechos 2:22-24; 3:18-25; 4:2, 10; 5:29-31; 10:39-41; 13:29-32; 17:3; 26:22-23; 1 Corintios 1:17-18; 15:1-5). En el eterno plan de Dios, Jesús fue el Cordero "inmolado desde el principio del mundo” (Apocalipsis 13:8; cf. 1 Pedro 1:18-20), pero los detalles de cómo iba a suceder esto se fueron expandiendo conforme progresaba la revelación a través de los tiempos.

Conclusión

La salvación siempre ha sido por gracia a través de la fe en el Salvador que Dios prometió. El contenido esencial del evangelio no ha cambiado, sino que se ha expandido mientras tenemos más información por el progreso de la revelación. En el Antiguo Testamento, las personas eran salvas al creer en la provisión de Dios en un Salvador divino que vendría. En los tiempos de Cristo, era creyendo en Jesús como el divino Salvador. Después de la muerte y resurrección de Cristo nosotros somos salvos al creer en Cristo Jesús como el crucificado y resucitado Salvador quien nos libera de la condenación y nos da salvación eterna. Entonces éramos salvos al esperar anticipadamente las buenas nuevas; hoy somos salvos al mirar atrás a Su logro en la cruz. En ese caso, podemos decir que la salvación en cualquier momento ha sido por gracia por medio de la fe en el Salvador que Dios prometió, Cristo Jesús el Hijo de Dios, quien murió por nuestros pecados y resucitó.


*Apuntes de Gracia están diseñadas para descargar y copiar para que puedan ser utilizadas en el Ministerio. No se requiere ningún permiso si se distribuyen sin editar en ningún cargo. Si usted no tiene un visor de PDF puede hacer clic aquí para descargar una versión gratuita.
GraceNote

Apuntes de Gracia
RSS Feed

Apuntes de Gracia es un estudio bíblico conciso trimestral sobre los temas importantes relacionados con la salvación por la gracia y la vida por la gracia. Están diseñadas para descargar (* PDF disponible) y copiarlas para que puedan ser usadas en el Ministerio. No se requiere ningún permiso si se distribuyen sin editar en ningún cargo. Puede recibir nuevos Apuntes de Gracia suscribiéndose a nuestro boletín gratuito trimestral GraceLife.

Apuntes de Gracia